Hace ya más de cinco años que trabajamos en India para que más niños y niñas tengan acceso a una educación de calidad en su sentido más amplio: hacer que los espacios de aprendizaje o escuelas sean más inclusivos y de mayor calidad, garantizar que los niños y sus familias acceden a las becas y subvenciones estatales de bienestar social y que la voz de los niños y niñas se tenga en cuenta por los adultos.
Hoy viajamos hasta allí de la mano de nuestro director en el país Guruprasad Rao. Él mismo nos cuenta cómo logramos que la voz de los niños y niñas se escuche, que estén protegidos y tengan acceso a una educación de calidad. Es su derecho.
En este sentido, Astea es un claro ejemplo de participación infantil. En este pueblecito indio las decisiones se toman en el Parlamento de los niños y niñas. Los más pequeños se reúnen una vez al mes para proponer ideas o problemas que les afectan y, entre todos, siempre acompañados por una persona de nuestro equipo, tomar decisiones. Uno de sus logros: tener un autobús que los lleve hasta el cole.
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