En
Malí, las posibilidades de estudiar de las niñas son limitadas, especialmente si viven en zonas rurales. En primaria, s
olo el 60% de niñas están matriculadas y la mayoría abandona los estudios al acabar este ciclo o incluso antes para trabajar o casarse. Tan solo un 3,4% alcanza los niveles superiores de enseñanza.
A pesar de que la legislación maliense promueve la igualdad educativa entre niños y niñas, éstas no gozan ni mucho menos de las mismas oportunidades ya que, en caso de tener que priorizar, las familias prefieren enviar a los hijos varones a la escuela en detrimento de las niñas, que se quedan en casa ayudando en el hogar o al cuidado de sus hermanos pequeños.
Muchas se casan jóvenes o quedan embarazadas a una edad temprana. Además, las agresiones sexuales en los entornos escolares provocan que muchas de ellas tengan miedo de ir a la escuela y acaben abandonando las aulas.
Mariam Dicko
En las zonas de
Ségou donde trabajamos, marcadas por la pobreza y la falta de oportunidades, estudiar secundaria –y no digamos llegar a la universidad– se convierte en una quimera para las niñas y adolescentes. Ante esta realidad,
Educo y nuestra organización socia local
GAAS Mali llevamos un cabo un
proyecto de becas para ayudar a 300 chicas de familias sin recursos a continuar sus estudios. Además, hablamos con sus madres para convencerlas de la importancia de la educación y las acompañamos para que puedan incrementar sus medios de vida y así garantizar la escolarización de sus hijos.
“Me ha servido de estímulo”
Mariam Dicko es una de estas jóvenes. Con 14 años, cursa séptimo en la
escuela Bréhima Oulalé y recibe una beca. “
Estoy muy contenta de lo que el proyecto ha hecho por mí este año y del apoyo para poder seguir los estudios –nos comenta–.
Me ha servido de estímulo. La beca me da material escolar, uniformes, paga los gastos de escolarización y de manutención. Además, ahora mi madre me deja tiempo en casa para hacer mis tareas y he mejorado mi nivel de francés”. Mariam tiene claro que debe esforzarse para mejorar su futuro y cumplir su deseo de llegar a ser oficial en el ejército. “
Así ayudaré a defender a mi país”.
Por su lado, su madre remarca los beneficios que la beca tiene tanto para la familia como para las estudiantes. “
Para nosotros supone un alivio económico, y para las niñas supone un estímulo importante para seguir los estudios. También mejoran su rendimiento académico porque la beca incluye cursos de refuerzo escolar”. Como madre, ha cambiado su visión y ahora es consciente de la importancia de su papel. “
Me aseguro de que mi hija asiste a clase con regularidad, le libro de tareas domésticas para que tenga rato para hacer sus deberes, la ayudo en lo que puedo y la animo a seguir estudiando en el futuro”.
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