Safiqul no puede expresar sus sentimientos con claridad ni puede hablar con nadie de manera fluida. “Por eso mucha gente se burla de mí”, nos cuenta este pequeño que nació con una alteración genética conocida como síndrome de Down.
A sus cortos 8 años de vida sufre doble discriminación: por su discapacidad y por su pertenencia a la etnia rohingya. “En el pasado me sentía muy solo y pensaba que esta discapacidad era como un castigo", cuenta apenado Safiqul.
Nació en Myanmar pero tuvo que huir con su familia a Bangladesh cuando el ejército birmano asesinó a su padre por el solo hecho de pertenecer a la etnia minoritaria musulmana de los rohingya. “Con tres años tuve que huir con mi madre y mis tres hermanos hacia Bangladesh para salvar nuestras vidas. Desde entonces, vivimos en el campamento de Cox’s Bazar. En Myanmar vivíamos muy bien, mis padres no tenían problemas de dinero, pero ahora sí”.
Pero hoy este pequeño vuelve a ser feliz desde que nuestro equipo detectó su caso y lo inscribió en uno de los centros de aprendizaje que tenemos dentro de Cox’s Bazar, el campo de refugiados más grande del mundo.
Asiste diariamente, nunca falla, porque ahora sí que aprende. Los niños y niñas que asisten a nuestras escuelas reciben las clases de profesores birmanos, así les es más fácil seguir las clases y pueden completar sus estudios sin tanta dificultad.
"Antes de entrar a esta escuela de Educo solía quedarme solo en casa. En esa época no había sitios para jugar y mi educación era muy exigente, pero yo no podía seguirla ni tenía ninguna oportunidad de mejora. Afortunadamente, Educo me la ha dado”, cuenta Safiqul y añade: “Ahora sé leer, escribir y contar números. Tengo la oportunidad de jugar con mis amigos, que me apoyan mucho y no se ríen de mí”.
En estos centros no solo aprenden materias básicas, también se les enseña a cuidar de su higiene y a conocer sus derechos para evitar que abusen de ellos; que no las casen en el caso de las niñas, o los pongan a trabajar haciendo tareas que ponen en riesgo su salud.
La madre de Safiqul también asiste a las reuniones que organizamos para que las familias conozcan sus derechos y tomen conciencia de la importancia de la educación de sus hijos, especialmente de las niñas: “Yo solo quiero que mi hijo tenga una vida normal, como todos los niños. Creo que las personas con discapacidad no son una barrera para la sociedad si se las apoya a todas por igual”.
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