A pesar de las previsiones poco optimistas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que hace un par de semanas advirtió que
los contagiados por coronavirus en África podrían llegar hasta los 10 millones en un período de tres a seis meses, la realidad es que el ritmo de contagios está siendo mucho más lento que en la mayoría de los países de Europa o en Estados Unidos.
Hasta el momento
el continente lleva registrados más de 110.000 contagios y 3.400 muertes entre una población global de 1.216 millones de personas. Los países más afectados son Suráfrica, Egipto, Argelia y Marruecos, que solo entre ellos acumulan más de la mitad de las muertes registradas por coronavirus en toda África.
En los países donde trabajamos
la incidencia ha ido aumentado desde la aparición de los primeros contagios, pero ni mucho menos se ha dado la escalada de contagios de muchos países de Europa, China o Estados Unidos. Senegal es el país con más contagios –3.047 y 39 muertes–, seguido de Burkina Faso y Malí –con 814 y 1.030 contagios y 52 y 65 fallecidos respectivamente– y, por último, Benín, con tres personas muertas entre 191 contagiadas.
En espera de la evolución de la enfermedad en los próximos meses, estas son algunas de las razones que pueden explicar la lentitud de expansión del virus en el continente:
Rápida respuesta
Una de las razones que pueden explicar la lentitud en la propagación de forma más convincente es que
los gobiernos africanos reaccionaron rápido y enseguida tomaron medidas como el cierre de las fronteras y el confinamiento de la población. En los países donde estamos presentes con nuestros proyectos las escuelas están cerradas desde el mismo día que se tomó la decisión en España, por ejemplo. La diferencia es que los españoles ya llevaban más de un mes y medio desde el primer contagio y en cambio la mayoría de los países africanos declararon el estado de emergencia o alarma poco después de detectar los primeros casos en sus territorios.
Experiencia previa
La batalla contra enfermedades como la fiebre amarilla, la polio, el VIH o el ébola, entre otras, ha dejado enormes secuelas en África, pero también una
gran experiencia en gestión de este tipo de emergencias. El Instituto Pasteur de Dakar, en Senegal, por ejemplo, es uno de los centros de virología de referencia del continente africano. Según el doctor Ousmane Faye, uno de sus científicos más destacados, "antes de que llegara el virus a África había solo dos laboratorios en todo el continente con capacidad para hacer las pruebas de detección del coronavirus, pero hoy existen en casi todos los países tras recibir intensas sesiones de formación. Contamos con el conocimiento, las herramientas y el equipamiento". No obstante, existe un riesgo real de desabastecimiento en reactivos y consumibles porque el mercado está sujeto a enormes tensiones.
Población joven
Las estadísticas indican que los casos graves de Covid-19 se dan principalmente en personas mayores de 60 años. Esta sería otra de las principales explicaciones para la baja afectación del virus en África, donde
la edad promedio es de 19 años y medio y el 60 por ciento de la población tiene menos de 25. Países como Italia y España tienen un porcentaje sobre el 23 por ciento de las personas de 65 años o más, mientras que en el continente africano es del 5 por ciento.
Familias extensas
A diferencia de las sociedades donde las familias, llamadas nucleares, están mayoritariamente formadas solo por la pareja y los hijos como en Europa o Estados Unidos,
en África los abuelos conviven en muchas ocasiones con el resto de la familia. Esto podría proteger a los más mayores y evitar la propagación que se ha dado de forma devastadora en países donde son más habituales las residencias de personas de la tercera edad.
Menos movilidad
Otra explicación para la lenta propagación del virus en África es la b
aja movilidad de personas existente entre los países del continente y el resto del mundo. En este caso, que haya menos viajes, tanto con fines económicos como por ocio, beneficiaria la protección frente a la pandemia, que tiene mucho que ver con la globalización.
Vida en la calle
Si bien la vida en comunidad es foco de contagios, en muchos países africanos esta se da en la calle, al aire libre, donde
el riesgo de propagación es menor que en espacios cerrados como oficinas o restaurantes, por ejemplo.
Frente a todas estas razones que podrían explicar los esperanzadores números que presenta el continente africano desde que se detectaron los primeros contagios
hay que ser prudentes y esperar cómo evoluciona la pandemia en los próximos meses. No debemos obviar que, ante esta y otras enfermedades, la falta de servicios de salud adecuados y sistemas sanitarios –la mitad de la población no tiene acceso a una fuente de agua potable– pone en una situación de gran vulnerabilidad a las personas y, sobre todo, a los niños y las niñas. Además, la falta de disponibilidad de tests y la debilidad de los sistemas de salud de algunos de los países podría significar que hay bastantes casos que no han sido detectados.
A pesar de que la incidencia del virus no es muy elevada en África, el impacto de l
a pandemia sí está afectando gravemente a la seguridad alimentaria de una población que ya antes de la cuarentena tenía dificultades para alimentarse y alimentar a sus familias. Las personas sin acceso a una alimentación adecuada podrían pasar de los 17 millones de junio a los 50 millones en agosto en África Occidental. Asimismo, también ha aumentado la inseguridad, sobre todo en la región del Sahel, y las situaciones de violencia de género, entre otras consecuencias del confinamiento.
En contraposición a las predicciones más pesimistas, medio centenar de intelectuales africanos, entre los que se encuentran el filósofo camerunés Achille Membe, el músico marfileño Ticken Jah Fakoly, la escritora maliense Aminata Dramane Traoré o políticos como el tunecino Hakim Ben Hammouda o la beninense Reckya Madougou, han firmado un
manifiesto en contra del afropesimismo y a favor de la movilización de la inteligencia, los recursos y la creatividad de los africanos para derrotar esta pandemia.
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