“Mi nombre es Alejandra, tengo 56 años y soy de la comunidad El Fuerte, del municipio de Padcaya. Soy casada y tengo ocho hijos, ya todos mayores de edad. La más chiquita tiene 18 años, tengo cuatro hombres y cuatro mujeres.
Participo de los talleres de costura y he aprendido a hacer ropas típicas netamente tarijeñas, polleras, mantas y blusas, sobre todo. Tengo una casita y animales para cuidar, pero hago tiempo para venir a aprender costura. Ahora podemos hacer nuestra ropa, antes no podíamos y teníamos que ir a comprarlo todo del mercado.
Además de costura he aprendido a leer, a hacer masas –en Bolivia se le llama así a todo lo referido a la repostería– y a cocinar.
Yo creo que una puede salir adelante. Para apoyar también a nuestros hijos nos apoyamos también como grupo y podemos enseñar lo que nos enseñan a nuestros hijos y a nuestra familia.
A futuro yo quiero seguir aprendiendo a manejar las máquinas de coser y luego enseñar a mis hijas. Es una buena forma de salir adelante. Compramos la tela en Tarija, en la ciudad, y nos la traemos. Comprar cualquier blusa sencilla es caro, te sale más de 100 bolivianos, pero comprar la tela nos sale como 20 bolivianos, más los hilos, sale como 50 bolivianos todo.
Vale mucho la pena, podemos ahorrar dinero, comprar animales y ayudar a nuestros hijos.”
Alejandra es una de las participantes del proyecto que Educo y la organización local CETHA llevamos a cabo en Tarija para formar a campesinos con pocos recursos. En un entorno marcado por la pobreza y la falta de oportunidades, la posibilidad de recibir una formación les ha abierto la puerta a un futuro de esperanza.
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