Si crees que las plantas no son lo tuyo, vives en un apartamento o simplemente nunca te lo habías planteado, quizá sea el momento de considerar una actividad familiar que tiene muchos más beneficios de los que sospechas. Estamos hablando del huerto en casa, un concepto que implica que las plantas que cultivéis no solo tienen un fin decorativo sino que probablemente acaben como guarnición, ensalada o condimento en vuestros platos preferidos. Hoy te contamos cómo el huerto en casa es
la forma más natural de transmitir valores para toda la vida.
No disponer de una terraza ya no es excusa, un pequeño balcón con algunas horas de sol e incluso
una pared interior de tu vivienda pueden perfectamente servir de soporte para una verdadera fábrica de alimentos vegetales que pueden cubrir varias temporadas o cosechas anuales. Es lo bueno de los avances científicos.
Una breve visita a la tienda de plantas de tu barrio te proveerá del material necesario inicialmente.
Lo ideal es empezar con planteamientos sencillos, que no requieran excesivo material ni espacio y sobre todo que lo que plantes sea adecuado a la estación y la climatología de la zona donde vivas. En general se trata de elegir una combinación de especias, variedades locales, lechugas, pequeños tomates tipo
cherry y otras hortalizas, pero recuerda que siempre deberás tener en cuenta la climatología de tu zona y la estación del año.
Como en la vida real, el sol y el agua son los 2 motores de cualquier huerto en casa. Ten en cuenta la orientación de las ventanas o balcones y elige las que tengan un grifo cerca porque vais a hacer unos cuantos viajes con la regadera.
En cuanto a macetas, semillas, sustratos y fertilizantes preferiblemente naturales, déjate asesorar por algún conocido con experiencia o elige una tienda donde disfruten resolviendo tus dudas.
Para que te animes e involucres a los tuyos en esta aventura, vamos a repasar algunos de los beneficios tangibles e intangibles que vais a disfrutar si estáis dispuestos a mancharos un poco las manos de tierra.
Beneficios
Educacional: una cosa es aprender en el cole cómo es el ciclo de las plantas, y otra vivirlo en directo. Desde la semilla a la mesa tus hijos van a incorporar una experiencia que les acompañará el resto de sus vidas. Además van a ser testigos presenciales de muchos de los conceptos científicos que aprenden en la escuela como la fotosíntesis o la fabricación de oxígeno por parte de las plantas.
Lecciones de vida: paciencia, responsabilidad, atención, y cooperación son algunos de los conceptos intangibles que sólo se transmiten con la experiencia directa. Seguir el ciclo de vida de una planta ayuda a fijar estas lecciones de forma insuperable.
Apetito y curiosidad: Si te pasas el día batallando con el público más exigente que existe en restauración, tus propios hijos, descubrirás que están mucho más interesados en probar nuevos sabores cuando se trata de algo que han cultivado ellos mismos. Hay edades en que los chavales tiene dificultades para apreciar diferentes sabores que a los mayores nos encantan. Seguir el proceso de cultivo de una verdura o especia, les ayuda a fijar la atención y liberar la aprensión inicial a un sabor exótico.
Conciencia ecológica: Sin duda estás ante la mejor oportunidad para
explicar y poner en práctica la diferencia entre el cultivo orgánico o biológico y el cultivo industrializado o acelerado. La nutrición sana va a ser una clave en su desarrollo actual y futuro y saber cultivar y cocinar se consideran como las 2 habilidades clave para garantizarse una nutrición sana.
Como ves, hay muchos factores beneficiosos involucrados en un simple cultivo en casa. A fin de cuentas, el secreto de toda familia unida está en compartir experiencias que permitan disfrutar transmitiendo valores y aprendizajes, y esta es una de la mejores.
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