Cuando educas a una niña, educas a todo un pueblo

En Nicaragua, más de la mitad de la población es joven. Un 60% de la población son niñas, niños y adolescentes. Esto supone un gran reto para el país en temas de educación, protección y participación de la infancia y los jóvenes en todos los temas que les afectan además de garantizar para todos ellos espacios seguros donde se sientan protegidos y donde se puedan desarrollar plenamente.  

Osiris es un claro ejemplo de hasta dónde se puede llegar si te acompañan y te motivan hasta ser la mejor versión de ti mismo. Ella ha crecido en el seno de una familia que se dedica a elaborar cerámica negra, concretamente en Las Cureñas, un pueblecito de Jinotega, en Nicaragua, reconocido por la ardua labor que realizan los ceramistas.  

Esta joven de dieciséis años, buena estudiante y comprometida con el desarrollo de su pueblo, a la que apadrinamos cuando era bien pequeña con solo seis años y a la que llevamos acompañando durante toda su trayectoria vital, es una inspiración para otros niños. Ella misma nos cuenta que una de sus primeras experiencias con Educo Nicaragua fue participar en un campamento en el que niños y niñas de todo el país hablaban de sus derechos, de la importancia de que se los escuche y de lo que necesitaban para crecer.



“A mí me gustó mucho participar en estas actividades porque recuerdo que viajamos con Educo a Managua y nos divertimos mucho. Participar en las formaciones de Educo o en los proyectos que han desarrollado en mi escuela desde que era muy pequeña me ha motivado a seguir esforzándome, a continuar con mis estudios (actualmente cursa secundaria), conocer mis derechos y poder ayudar a otros niños y niñas. El poder compartir con otros niños, enseñarles y ayudarles, lo he aprendido por el trabajo que realiza Educo en mi comunidad y en otra zona, dónde cada niño sabe que cada vez que llegan es que vamos a aprender, a compartir y a conocer más de nuestros derechos”, explica Osiris. 

También quiere aprender inglés para apoyar el negocio familiar de venta de cerámica: “Yo le ayudo a mi mamá a pulir las piezas cuando ella está trabajando. Entonces cuando vienen los extranjeros a visitar el taller nosotros les mostramos el proceso y a veces ellos no pueden entender bien. Por eso quiero estudiar inglés, para comunicarme con ellos y para que los niños de mi comunidad también aprendan”, nos cuenta.  

Pero no solo ella ha aprendido y se ha formado, también su madre ha participado en diferentes actividades con nuestra ONG y esto le ha permitido apoyar a su hija en las decisiones que toma y a motivarla para que siga estudiando y alcance sus sueños. 

Osiris es una líder nata. Siempre participa en todas las actividades de nuestros proyectos y es voluntaria para organizar a los grupos de gente que quiere participar: “Recuerdo que cuando estaba más pequeña era bien tímida, casi no hablaba y evitaba a la gente. Conforme me involucré más en los proyectos de Educo, he ido desarrollando habilidades que hoy en día me permiten expresarme, organizar actividades y liderar grupos y acciones”. Habilidades que aplicará no solo para ella sinó para toda su comunidad: “Voy a seguir esforzándome por alcanzar mi carrera, apoyar el negocio de mi familia, rescatar nuestra cultura nicaragüense, pero sobre todo compartiendo mi conocimiento con otras niñas y niños y así aportar al desarrollo de mi comunidad” concluye Osiris. 

Hace ya casi dieciocho años que trabajamos en más de 80 escuelas de Nicaragua con más de 11.000 niños, niñas y jóvenes. Nuestra labor se centra en proteger a la infancia. ¿Cómo? Formando a padres de familia y profesores para que usen pedagogías de buen trato, creando espacios seguros para que estos niños y niñas crezcan sanos y tengan un buen desarrollo, pero, sobre todo, trabajamos para que todos ellos puedan recibir una educación transformadora con la que puedan desarrollar su personalidad.  

derecho a la educación , derechos infancia , educación , educación transformadora , formación , Nicaragua