El primer paso para generar un cambio en la sociedad es escuchar a todos sus protagonistas

“Extraño la sensación de despertar temprano preparándome para ir a la escuela, extraño la relación con los compañeros" (Adolescente, mujer, de 12-18 años, India) 

Esta es una de las muchas ideas que hemos recogido al escuchar a casi 8.000 niños y niñas, de 14 países diferentes en estos meses.

La mejor manera de celebrar el 20 de noviembre, Día Universal de la infancia porque en esta fecha se aprobó la Declaración de sus derechos, es escuchando sus voces, dejándonos interpelar por lo que nos están diciendo y hacer de esta conmemoración un recordatorio de uno sus derechos básicos, el derecho a expresar libremente su opinión en todos los asuntos, y a ser escuchados y escuchadas en los temas que tengan que ver con ellos y ellas.

No, no es evidente que escuchemos a la infancia. Hace pocos días lo recordábamos en nuestro  país con la campaña #ActivaLa Escucha y el simulacro de un hackeo de las redes por parte del grupo #OchoComaDos, los 8.2 millones de niños y niñas que viven en España y que reclaman nuestra atención, “porque no escucharnos es una forma de violencia”.

En Educo estamos convencidos que la educación es la herramienta más poderosa para construir una sociedad más equitativa, para asegurar los derechos y el bienestar de los niños y niñas de todo el mundo… pero también, estamos convencidos de que hay que asegurar una educación de mirada amplia, que incorpore todas las etapas, todos los actores y todos los contextos que influyen en la educación de la infancia. Una educación que interpele, que transforme el sistema actual y que reconozca que el primer paso para generar un cambio es escuchar a sus protagonistas. Una educación que haga participar y que escuche a los niños y niñas como sujetos de derecho y que tenga en cuenta sus opiniones, porque tienen muchas cosas que decirnos y hay mucho por hacer.

Espacios para la participación y la escucha

Es nuestra aspiración generar espacios que aseguren esa participación y escucha. Lo estamos haciendo en los países donde trabajamos a lo largo del proceso de nuestros proyectos, o acompañando clubes de la escucha, comités de la infancia, consejos infantiles... 

En esta ocasión, también lo hemos hecho con una encuesta global. Les hemos preguntado de manera cercana, amistosa… abriendo espacios para que pudieran expresarse. Ahora recogemos todo lo que hemos escuchado y lo compartimos para asegurar, no solo que estas voces sean la piedra angular de nuestras intervenciones, sino que también puedan influir en las familias, las comunidades, las escuelas, los gobiernos… los actores clave para que los derechos de las niñas y niños avancen. 

En esta ocasión les hemos preguntado cómo la pandemia ha afectado a sus vidas, y más concretamente a su educación. Han compartido como una buena parte de ellos y ellas no pudieron estudiar por el cierre de las escuelas y porque no había alternativas o las que había no se ajustaban a sus posibilidades.

Una escuela mejorada

En un contexto dónde todavía en muchos países nos encontramos con centros cerrados o parcialmente cerrados, los niños, niñas y adolescentes nos están diciendo que prefieren estudiar en la escuela, nos comparten que es un espacio que les permite aprender más y mejor, que valoran mucho las relaciones que desarrollan con sus pares y con el profesorado y que en ella encuentran más posibilidad de jugar. El 80% han echado en falta la escuela, y las niñas más. Quieren volver, pero también quieren volver a una escuela que les ofrezca todo lo que tenían antes y que lo mejore. Quieren una escuela “más verde”, más conectada con el entorno, pero también saben bien qué ventajas les ofrece la educación digital cuando es de calidad y quieren poder combinar lo mejor de cada modalidad. Tienen muy claro cuál es la escuela que desean.

Muchas de las reflexiones de estos días en los ámbitos laborales están vinculadas a la vuelta a las oficinas, a la expansión del teletrabajo, a los aprendizajes que hemos obtenido y a los cambios que incorporaremos en una dinámica laboral que no tiene por qué ser la misma que la de hace casi dos años. La misma reflexión nos la están pidiendo los niños y niñas para la escuela, ¿qué hemos aprendido que nos permita cambiar las dinámicas habituales? Los niños y niñas quieren volver, pero quieren volver a una escuela renovada, igual que los adultos queremos incorporar mejoras tras lo que hemos vivido.

La realidad es que la participación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes durante una emergencia suele ser pasada por alto y en esta pandemia lo hemos vuelto a hacer. Han faltado espacios que nos permitieran abordar las situaciones desde lo que viven, piensan y sienten los y las menores de nuestros hogares, desde lo que les afecta y emociona. A veces, y la encuesta nos da pistas sobre ellos, ni siquiera hay consciencia de este derecho de la participación y por lo tanto el ejercicio de este se hace más difícil.

Los testimonios de las personas más pequeñas nos gustan por su frescura, su transparencia, su falta de filtros, su honestidad… Hoy pedimos que estas voces sean escuchadas con la atención que se merecen. Esta escucha activa es el primer paso para considerar a las niñas y niños como sujetos de derechos.

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