Los seres humanos somos lo que se denomina una especie "altricial", nuestros bebés nacen muy pequeños e inmaduros, muy poco autónomos y por tanto son muy dependientes de sus progenitores. Además los seres humanos somos sociales, vivimos en grupo, y por tanto las relaciones con los demás son imprescindibles para nuestra supervivencia. Estas dos características hacen que tener un buen vínculo con los padres sea necesario para gozar de una buena salud, tanto física como mental.
Sobre la base de la vinculación con los padres se construye todo el resto de relaciones, tanto durante en la infancia como en la vida adulta. Un vínculo de apego seguro, como lo definió el etólogo Bolwby en su
Teoría del Apego en los años 50 es, para los niños humanos, una necesidad básica.
¿Qué dice la ciencia al respecto?
Un estudio realizado en Dallas y publicado en
The Journal of Family Psychology de la Academia Americana de Psicología, asegura que las discusiones entre los miembros de la pareja afectan al vínculo que cada progenitor mantiene con sus hijos, de una forma diferente según el sexo. El estudio es curioso y sus resultados también lo son.
El análisis se realizó estudiando los diarios de más de 200 familias, en los que se anotaban factores como el estado emocional de los padres, si había habido alguna pelea o no y el tipo de interacción con los hijos. Según los investigadores, y como indica el sentido común,
una buena relación entre los padres predice interacciones de calidad con los hijos que por supuesto contribuyen a fortalecer los vínculos entre toda la familia. Hasta ahí nada raro. Sin embargo la cosa cambia cuando la pareja no se lleva bien.
A corto plazo, y como también indica el sentido común, las discusiones entre los progenitores predicen interacciones de mala calidad o en menor cantidad con los hijos. Así, en los siguientes momentos tras la discusión ambos progenitores interactuaban menos o peor con sus hijos. Pero la cosa cambiaba a medio plazo.
Tras una discusión, aparentemente y según este estudio, el comportamiento de cada progenitor difiere según el sexo. Afirman los investigadores que
para las madres el tiempo de baja interacción es corto e inmediatamente se sigue de un periodo de interacción mayor con los hijos, en una especie de compensación que trata de fortalecer de nuevo el vínculo. Esto, sin embargo, no se produce así en los progenitores varones para los que el tipo de interacción de menor calidad con los hijos continúa incluso al día siguiente.
Como decimos, un estudio curioso que probablemente dará pie a más investigaciones y también a diversas polémicas, pero que desde luego confirma que la relación de pareja es fundamental para predecir la calidad de la relación de toda la familia.
Vía:
HealthNews
Derechos de imágenes:
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Massachussets Office of Travel and Tourism.
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