Ver a Nisha sonreír así ante la presencia de un extraño no ha sido fácil. Pero esta pequeña bangladeshí de 6 años es el claro ejemplo de que cuando a un niño o niña se le da una oportunidad, puede ser la mejor versión de él mismo.
Y es que el punto de partida no era muy esperanzador. La familia de la pequeña ha sufrido doble discriminación: por las condiciones de pobreza en las que viven inmersos en la plantación de té que recuerdan a la época medieval y por la discapacidad física que sufren tanto el padre, que le impide trabajar con normalidad, como la mayor de las cinco hermanas.
Toda esta situación vital provocaba que prácticamente no salieran de su casa ni se relacionaran con nadie. “No nos atrevíamos a acercarnos a su casa porque los niños, especialmente Nisha, que es la más pequeña, arrancaban a llorar con fuerza”, nos cuentan sus vecinos. La familia Nayek es introvertida y no se relaciona mucho con la comunidad. Este aislamiento limitaba sus oportunidades de participación social y dificultaba su acceso a redes de apoyo.
Nuestro equipo en Bangladesh, tras hablar de la situación con sus vecinos y sus padres, descubrieron la situación de la familia Nayek, que casi no tenían interacción con sus vecinos y los niños rara vez jugaban con otros niños. La mayor parte del tiempo permanecían en casa, y los vecinos se abstenían de visitarlos debido al miedo de los niños a las caras desconocidas. Tanto es así que, cuando nuestro equipo se acercó a su casa para proponer la inscripción de la pequeña en las escuelas que tenemos desde 2020 junto con la onegé local Aloy-Alow en la plantación de té, Nisha se puso a llorar sin consuelo de un modo que alarmó a todos los presentes.
Al principio, sus padres dudaron de aceptar la invitación debido a la naturaleza introvertida de la pequeña, que le costaba adaptarse a gente nueva, se volvía temerosa y se escondía cuando se encontraba con extraños. Aun así, decidieron inscribirla hace dos años y desde entonces su rendimiento es excepcional.
Los padres de Nisha nos comparten su asombro: “Nunca pensamos que Nisha llegaría a jugar con otros niños. Ahora, comparte juguetes, juega con sus amigos y participa activamente en todas las actividades del centro". Sus profesores también destacan su gran actitud y cómo se anima a participar en todo lo que le proponen: “Estos centros son básicos para lograr el mejor desarrollo posible de los más pequeños. Nisha Nayek es una niña brillante y encantadora que muestra una gran responsabilidad. Su afán por aprender cosas nuevas y su excepcional rendimiento son realmente increíbles”, afirman.
"Si yo hubiera tenido una oportunidad así, también habría seguido estudiando. A pesar de ser discapacitada, antes dudaba en salir de casa. Hoy, gracias a las iniciativas de este proyecto, sé que quiero seguir estudiando", nos cuenta la hermana mayor de Nisha, que tiene 15 años y sufre de una movilidad limitada en las piernas.
Crecer en una plantación de té de Bangladesh en la que tus padres trabajan de sol a sol por un sueldo mísero no es fácil. Las familias que viven y trabajan aquí lo hacen en condiciones casi de esclavitud. Además, los trabajadores de las plantaciones de té no son dueños de sus propias casas. Todas las familias viven en pequeñas chozas de una habitación que les asigna la autoridad del Jardín de Té, es decir, la empresa que explota el lugar. La electricidad puede ser la única instalación moderna que disfrutan en su casa. No tienen pozo, agua corriente, ni tampoco letrinas.
La mayoría, incluidos los niños y niñas que viven en la plantación, sufre de malnutrición. Su dieta se basa casi exclusivamente en pan o arroz hervido y soja porque no pueden comprar carne o pescado. Tampoco tienen acceso a ningún hospital, dependen del dispensario médico del jardín local.
El acceso a la educación en estos lugares no es mucho más esperanzador que las condiciones en las que viven. Todo lo contrario. Hay pocas escuelas, y las pocas que hay no están en condiciones. Por ello, iniciamos un proyecto en las plantaciones de té con el que pretendemos mejorar las condiciones de vida de esta población, así como también la educación de los más pequeños, especialmente en el acceso a la educación infantil.
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