No es lo mismo oír que escuchar. Este es el lema inventado por los chicos y chicas del Consejo Asesor Infantil de Educo, los mismos que dieron vida al informe Érase una Voz, una investigación sobre violencia ejercida contra la infancia. Una vez conocidos los resultados de este estudio, se inició un debate sobre por qué las personas adultas no hacían caso a sus denuncias. Según ellos, la respuesta es clara “porque las personas adultas oyen, pero no escuchan”.
Así que desde Educo decidimos poner en marcha la acción, No es lo mismo oír que escuchar, en la que chicos y chicas participan a través de las redes sociales y comparten sus opiniones al respecto. En la mayoría de sus definiciones dicen que escuchar es prestar atención a lo que dice otra persona. Pero ¿qué es prestar atención?
Si vamos al diccionario aparecen dos definiciones: 1. Aplicación voluntaria de la actividad mental o de los sentidos a un determinado estímulo u objeto mental o sensible. 2. Acto que muestra que se está atento al bienestar o seguridad de una persona o muestra respeto, cortesía o afecto hacia alguien.
En la segunda definición podemos destacar tres palabras: bienestar, respeto y afecto.
El bienestar
El acto de escuchar activamente requiere el interés por el bienestar de nuestro interlocutor: que la persona a la que escuchamos esté bien, se sienta importante y tenida en cuenta. Deseamos conocer qué le pasa y cómo podemos actuar para que cumpla sus expectativas.
El respeto
El respeto es fundamental, sin cuestionamientos sobre su edad, género, procedencia... El respeto a un niño o niña significa no menospreciar su opinión porque su edad nos hace pensar que no tiene capacidad de interpretar lo que le pasa o dar respuestas sobre cómo solucionar sus problemas.
El afecto
Y el afecto es imprescindible: el arte de escuchar es un acto de afecto, de amor, de ternura. Sin escucha no puede haber diálogo. Sin diálogo, no puede haber trabajo en común. Sin trabajo colectivo, no puede haber avance en la sociedad.
Pero ¿escuchamos realmente a la infancia?
Los niños y niñas nos están preguntando. Nos piden que los escuchemos. Que escuchemos con atención, con la importancia que se merecen, con respeto, con amor. Con ganas de trabajar de forma cooperativa con ellas y ellos y de luchar por una sociedad más justa para todas y todos.
Y tú, ¿escuchas a la infancia? Puedes hacerlo a través de las Redes Sociales bajo el hashtag #YoEscucho
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