Hablar con cualquier padre del estilo de crianza de sus hijos es casi tan peligroso como hablar de política o religión. Sin embargo
la ciencia cada vez aporta más datos sobre los estilos de crianza que más favorecen la salud de nuestros hijos no sólo mientras son niños, sino también en el futuro.
Como diría el pediatra
Carlos González, autor de libros tan famosos como
Mi niño no me come "en el principio no había cunas". Partir del conocimiento de los primeros seres humanos, un poco echándole imaginación y un poco mirando a otras culturas que coexisten en la actualidad con la mayoritaria occidental, puede ser una buena pista del modo correcto en que educar a nuestros hijos.
La educación autoritaria aumenta el riesgo de obesidad
Los padres siempre andamos indecisos, entre el miedo a ser demasiado sobreprotectores o mandones, o pasarnos de negligentes. Y como siempre, en el término medio está la virtud. Una educación basada en el respeto y el diálogo no sólo es menos agotadora sino que además es buena para la salud. Un estudio científico recientemente presentado en marzo en la
American Heart Association en San Francisco asegura que la crianza autoritaria favorece el sobrepeso de los niños.
Inflexibilidad en las normas, falta de muestras de afecto, poco diálogo y ser demasiado exigentes son algunas de las características que los científicos canadienses que han llevado a cabo el estudio, dirigidos por Lisa Kakinami, Ph.D., epidemióloga postdoctoral de la Universidad McGill, de Montreal, asocian con crianzas autoritarias. Los científicos aseguran que las tasas de obesidad son alrededor de un tercio más alta en los niños de hasta 11 años de edad cuyos padres han usado un estilo
autoritario de crianza.
El estudio se ha realizado comparando los datos de un grupo de 37.000 niños y según los investigadores concuerda con otros estudios en los que
el estilo de crianza excesívamente autoritaria favorece también las conductas de riesgo en adolescentes. La correlación entre el peso y el estilo de crianza se produce según Kakinami en todas las etapas de la infancia.
En el análisis nacional representativo de niños canadienses, Kakinami y sus colegas encontraron que los jóvenes de entre 2 a 5 años con padres autoritarios eran 30 por ciento más propensos a ser obesos. Entre los niños de 6 a 11 años de edad, la tasa de obesidad fue del 37 por ciento más alto en el grupo autoritario. Las causas, según el estudio, aún son desconocidas, pero los investigadores aseguran que
permitir que los niños tomen parte en decisiones sobre su alimentación o el ejercicio físico favorecen la regulación del peso corporal.
No hacer de las comidas un campo de batalla, sino más bien todo lo contrario, un momento para compartir experiencias y estrechar vínculos, es fundamental para educar en hábitos alimentarios correctos.
La alimentación como pilar para el desarrollo
Y es que los niños son muy listos, más cuanto más pequeños son. Si los bebés, sobre todo los que toman pecho, son capaces de autorregular su alimentación, educar a los niños para que muestren
hábitos de alimentación saludables no debe ser tan difícil: dar acceso a alimentos sanos y restringir la presencia en nuestras casas de comida basura es la clave. Confiar en que ningún niño con acceso a comida sana sufrirá desnutrición es el secreto.
Y sobre todo
no obligar a los niños a comer. En España, crisis aparte, las familias sin problemas económicos en muchas ocasiones pecan por exceso. Un niño con sobrepeso no es sinónimo de un niño sano. Y por supuesto, y como dice este estudio y también otros,
dejarles un poco opinar. Si tu hijo no come espinacas, pero le encanta el tomate, dale tomate. Que no pasa nada.
Derechos de la imagen: Martin Cathrae, Jackie L Chan
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