Hace más de 10 años que las zonas fronterizas de Malí, Níger y Burkina Faso están afectadas por una grave crisis causada por diversos factores, principalmente los conflictos armados y las consecuencias del cambio climático, como largas temporadas de sequía o fuertes inundaciones. Más de 2,5 millones de personas han tenido que huir de sus países o trasladarse a zonas más seguras dentro de la región. Un contexto de caos e inseguridad que hace que ciertas prácticas nocivas para la infancia tengan el caldo de cultivo idóneo para dispararse, como el trabajo infantil.
Anne es un ejemplo de ello. Esta joven fue víctima del trabajo infantil tras abandonar prematuramente la escuela pues su familia vivía en pobreza extrema y estudiar era un lujo que no se podían permitir. Por eso, siendo solo una niña salió a buscar trabajo para ayudar a sus padres y dejó la escuela en cuarto curso.
Fue de puerta en puerta en busca de un sueldo hasta que se encontró con un restaurante que necesitaba personal. Le prometieron un salario que podía incrementarse en si trabajaba bien y un horario laboral de 7 horas. Ninguna de las dos promesas se cumplió: trabajó durante tres años, de los cuales solo cobró uno, y su horario era de 14 horas diarias, de 6 de la mañana a 8 de la noche, sin descanso. Cocinaba, fregaba los platos, el local, la ropa y atendía a los clientes, siempre con malos tratos y con humillaciones constantes: “El propietario del local me insultaba a diario delante de los clientes. Mi vida era un infierno hasta que conocí el proyecto Respice de Educo”.
Gracias a nuestro proyecto Respice en Ouagadougou, la capital de Burkina Faso, las niñas víctimas de explotación laboral reciben formación profesional para aprender un oficio. Además, se les ofrece alimentación durante toda la formación, un kit de material necesario para la formación y apoyo psicológico. Anne está muy contenta y agradecida con el curso y no quiere dejar pasar la oportunidad de dar este consejo a otras jóvenes que se encuentren en la misma situación que ella:
"Aquí recibimos una buena formación. Además, si tienes un problema, puedes ir a ver a un supervisor que te escucha y te ayuda. Aconsejo a otras chicas que se tomen en serio lo de aprender un oficio. Eso es lo que les ayudará a realizarse en su vida futura. En lugar de buscar trabajo con gente que se pasa el tiempo insultándote delante de los clientes y ni siquiera te paga. Si aprendes un oficio, puedes trabajar para ti misma”.
Cuando termine la formación Anne quiere abrir su propio taller para confeccionar sábanas y mosquiteras. Estamos convencidos de que lo logrará.
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