En el
departamento del Quiché, una de las zonas de mayor población indígena en
Guatemala, la extrema pobreza y la mala calidad de la alimentación afectan especialmente a los niños, hasta el extremo de que
ocho de cada diez menores de cinco años sufre desnutrición crónica. Más allá de las consecuencias en la salud, la desnutrición repercute negativamente en el desarrollo físico e intelectual de los pequeños y limita seriamente su capacidad para aprender.
Ante esta realidad, en Educo trabajamos en diferentes comunidades de los
municipios de Santa Cruz del Quiché, Chiché y San Pedro Jocopilas para ayudar a
727 familias campesinas a diversificar sus cultivos y a disponer de animales de corral como aves, cerdos o cabras, con el fin de aumentar sus escasos ingresos y mejorar su alimentación. Las intervenciones, que se desarrollan entre marzo de 2013 y diciembre de 2014, forman parte de dos proyectos que se realizan conjuntamente con el
Consejo de Unidad Campesina de Guatemala (CUCG) –en el caso de los dos primeros municipios– y el
Comité Campesino del Altiplano (CCDA) –en el caso de la tercera localidad–.
En el aspecto agrícola, las actuaciones incluyen el
desarrollo de huertos familiares, la provisión de semillas para producir verduras y hortalizas, la siembra de maíz asociado con frijoles y plantas nutritivas y la instalación de filtros de aguas grises para reciclar el agua que se consume en la vivienda y destinarla a regadío. Por otro lado, también s
e han creado corrales y se han proporcionado a las familias cerdos, cabras lecheras o gallinas con el fin de que puedan disponer de leche, carne y huevos. En el caso de las cabras, las familias receptoras se comprometen a entregar a otros vecinos las crías que nazcan en un sistema denominado “de pase solidario” o “pase en cadena” que posibilita que más personas se beneficien del proyecto y fomenta la solidaridad en la comunidad.
Además,
las familias han aprendido a manipular correctamente los alimentos y elaborar comidas nutritivas con los productos disponibles en sus huertos y granjas. Dentro de las viviendas, se han incorporado mejoras como f
iltros purificadores de agua para consumo humano o
estufas ahorradoras de leña, y
se han mejorado las cocinas para reducir el polvo y el humo en el hogar.
Todo ello contribuye a
diversificar la dieta de las familias, mejorar su alimentación y reducir enfermedades gastrointestinales, especialmente entre los niños, que son el colectivo más vulnerable ante estas dolencias.
Niños en riesgo de desnutrición
Este año, la situación de las comunidades del Quiché se ha agravado a raíz de la sequía vivida, que ha arruinado la mayor parte de las cosechas de maíz y frijoles, que constituyen la base de la subsistencia de las familias y su principal fuente de ingresos. La población infantil es la más perjudicada por esta situación y
miles de niños se encuentran en riesgo de desnutrición aguda.
Nuestros equipos en el terreno están trabajando con las familias para volver a sembrar los huertos con semillas de hortalizas de ciclo corto, es decir, cultivos de crecimiento rápido que permiten obtener varias cosechas al año.
Con esta medida, junto con la entrega regular de animales de corral y de sacos de maíz y frijoles, contribuimos a hacer frente a la crisis y
asegurar la alimentación de los 2.222 niños y niñas de las 727 familias beneficiadas con el proyecto.
En la imagen superior, uno de los corrales de gallinas que forman parte del proyecto.
Debajo, un técnico explica a un grupo de campesinos cómo cultivar hortalizas en los huertos familiares.
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